Una de las postales más bellas de Kyiv la encontramos en esta Iglesia, llamada de San Andrés (Андріївська церква). Erigida en la parte alta de la ciudad, en un barrio conocido como el Montmartre ucraniano, y al lado de una cuesta que lleva su mismo nombre.
Esta Iglesia debe su nombre a la figura del apóstol San Andrés que según las crónicas antiguas, llegó hasta una de las pictóricas colinas del río Dniéper (Дніпро) y a la mañana siguiente, al subir a una de ellas, el apóstol les manifestó: “¿Veis esas colinas?. En ellas brillará la gracia de Dios, y aquí se erigirá una gran ciudad donde se construirán numerosas iglesias”.
El templo se alza en un sitio no apto para ello, ya que al haber sido levantado sobre una ladera, siempre tiene peligros de deslizamientos de tierra, y por ello necesita constantes trabajos de mantenimiento.
La altura de esta iglesia es de 64 metros, el largo es de 30 y su anchura de 33 metros. Los cimientos están a 15 metros de profundidad.
El proyecto fue llevado a cabo por el famoso arquitecto Francesco Bartolomeo Rastrelli, y su estilo es el barroco.
Pertenece a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.
Para los que amáis el teatro y el cine, en las escalinatas de esta iglesia se filmó la escena principal de la película basada en la obra de teatro de Михайло Старицький (Myjáilo Starýtzky), primo del famoso compositor Микола Віталійович Лисенко (Mykola V. Lysenko), llamada “За двома зайцями” (Persiguiendo a dos liebres). Debido a esto encontraréis cerca los monumentos de los personajes principales de esta obra.
Y ahora os vamos a contar a que se debe la ausencia de campanas. Existe una leyenda que dice que: en el lugar donde ahora se encuentra el río Dniéper hace mucho tiempo existía un mar. Y cuando San Andrés llegó al lugar, al clavar la cruz a su lado, el mar se hundió. Pero una parte de éste quedó sepultada debajo de la colina de San Andrés. Y por eso la leyenda advierte que, después de la primera campanada el agua se despertaría y hundiría no solo Kyiv, sino la mitad del país. Por ello entenderéis que nunca hubo deseos de instalar en ella un campanario…
Con leyendas o no, les aseguramos que vale la pena contemplar esta reliquia espiritual y arquitectónica. Física o espiritualmente siempre es bueno estar cerca de Ucrania, y sobre todo: siempre es bueno:
¡AMAR UCRANIA! - ЛЮБИТИ УКРАЇНУ!
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